Arquitectos / Architects: Rocamora Diseño y Arquitectura (http://www.rocamoraarquitectura.es)
Fotografías / Images: David Frutos (http://davidfrutos.com)
Lewis Carrol, en “Alicia en el País de las Maravillas”, nos transporta a la dualidad del mundo adulto-niño y a sus sensaciones contradictorias: imaginación-realidad, juego-trabajo, diversión-responsabilidad, etc... El Centro de Educación Infantil y Primaria "La Monsina" se transforma en el mundo de Alicia, donde todo son sensaciones, experiencias, juegos de escalas, color, percibidas a través de los ojos inocentes del niño. Este mundo convive con el del adulto, complementado y potenciado por la dualidad de escalas. El edificio se plantea como un continuo formado por piezas que van sectorizando el espacio según se va recorriendo, y relacionando transversalmente ambos mundos, el exterior y el interior, potenciando la ambigüedad entre ambos, de donde se juega y de donde se impone la educación, para que al final todo sea un continuo día feliz entre amigos.
Lewis Carrol, en “Alicia en el País de las Maravillas”, nos transporta a la dualidad del mundo adulto-niño y a sus sensaciones contradictorias: imaginación-realidad, juego-trabajo, diversión-responsabilidad, etc...
El Centro de Educación Infantil y Primaria "La Monsina" se transforma en el mundo de Alicia, donde todo son sensaciones, experiencias, juegos de escalas, color, percibidas a través de los ojos inocentes del niño. Este mundo convive con el del adulto, complementado y potenciado por la dualidad de escalas.
El edificio se plantea como un continuo formado por piezas que van sectorizando el espacio según se va recorriendo, y relacionando transversalmente ambos mundos, el exterior y el interior, potenciando la ambigüedad entre ambos, de donde se juega y de donde se impone la educación, para que al final todo sea un continuo día feliz entre amigos.
El acceso a la escuela se produce a través de un espacio exterior
cubierto que te recoge de la calle y te proyecta al recorrido del edificio y, a
modo de un juego introduce a los niños hacia el interior del edificio, pero
estableciendo al mismo tiempo una clara diferenciación entre espacio público y
privado.
Las divisiones interiores se plantean como elementos de separación
que juegan con las escalas de los niños y delimitan los espacios interiores,
pero que a ojo de los adultos les facilitan una visión y control de todo el edificio
desde cualquier punto. En ellas se establecen el mobiliario destinado a
almacenaje general de cada aula, casilleros,
bancadas/cambiadores que permiten la visibilidad a través de los mismos.
Todos los espacios de servicio se concentran y al mismo tiempo desaparecen
ordenando y jerarquizando el espacio y uso del edificio.
La envolvente del edificio se transforma en un continuo pliegue
que resuelve las cuestiones de orientaciones, iluminación y ventilación, y los
espacios exteriores cubiertos que se convierten en una nueva extensión de las
mismas. Una gran cubierta que se despliega, acoge todas las piezas creando en
su parte superior una descomposición de planos que facilita la iluminación y
ventilación de los diferentes espacios funcionales de la escuela, constituyendo
el único elemento bajo el cual se cobijan las piezas de las aulas, como si de
una sombra se tratase.
El niño va pasando por distintos espacios
interioes-exteriores con variaciones de altura, por lo que se activan las
sensaciones visuales. Esta envolvente se complementa con un gran patio común a
todas las aulas funciona como una zona de juegos que dialoga con el resto del
terreno de la parcela topográfica.
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